El espectro de don Agustín piensa que Pozuelo precisa un cambio de rumbo a fin de que la localidad por el momento no esté, como transporta ocho años, a la deriva sin rumbo alguno.

Sí, las vacaciones terminaron y las luces están apagadas.

De nuevo, la clásico Cabalgata de Reyes Magos sirvió para acabar las ocupaciones navideñas. Y lamentablemente, como asimismo era tradición, el resultado fue, un poco piadoso, naturalmente mejorable pues esta localidad se merece, me semeja, otro nivel.

Pero si, se terminó todo y quien no lo desee, ahora pasó un año. Y en esta ocasión, con lo que todo el planeta dijo, semeja que no va a ser un año mucho más, por lo menos aquí en Pozuelo.

Todo el planeta está aguardando. Los cambios se sienten aquí en la “Casa”. Muchas son las esperanzas que se han juntado, quizás demasiadas, en los últimos meses, y por el bien de esta localidad, quisiera que aquí no se genere “el nacimiento de la montaña” y que en el final el resultado no sea solo un ratón

Por el hecho de que Pozuelo precisa, como la lluvia de mayo, un cambio de rumbo que realice que dejemos de estar a la deriva sin tener una ruta específica y definida, como llevamos ocho años. Sin entender a dónde ir y sin comprender qué sendero continuar, por el hecho de que no se hizo un emprendimiento de localidad, sino más bien pues, en los últimos tiempos, no lo hubo.

Y o sea algo que, ahora muchos son los que se animan a decirlo, considerablemente más los que lo opínan, si bien prosigan en silencio, y es algo que todos aguardamos.

Y no debemos distraernos.

Sé que hacer canteras de probables o probables aspirantes es muy morboso, pero eso no viene al tema. Lo que verdaderamente importa es que haya un emprendimiento que se desee efectuar.

Entonces, tras el emprendimiento, sencillamente alguien que conoce bien a Pozuelo, que tiene una conocida aptitud directiva, con ilusión en la realización del trabajo, con bastante los pies en el suelo y que tiene a su lado un equipo nuevo y resolutivo.

Solamente, si bien, hay que reconocerlo, no es poco.

Gracias a mi edad, pero más que nada a mi condición, no tengo la práctica de querer que el año próximo me traiga paz y felicidad. El tiempo no pasa para mí.

Pero esta vez tengo un óptimo deseo para esta localidad y sus vecinos, que en este año electoral tengan la buena fortuna que les fué negada en otras oportunidades.

¡Quisiera que!

Don Agustín “el espectro de la torre”